Los niños siguen fielmente nuestro ejemplo, lo que hacemos, siguen nuestras acciones muy por encima de seguir lo que le decimos.
Por esto, se hace muy necesario que estemos siempre atentos, que seamos coherentes en todo momento y que entendamos el por qué muchas de las actitudes, reacciones y acciones que vemos en nuestros hijos, pues son más que nada el reflejo de nosotros mismos, porque ellos aprenden viéndonos.
Así que eso que nosotros hacemos, bueno o malo, ellos lo van a hacer también. Entonces, mamá, papá, toma esto en cuenta.
Incluso no solamente es cuando estamos teniendo una actitud o una acción hacia ellos, sino cuando ellos nos ven conversando con otras personas, cuando nos ven tratando a nuestra pareja, a nuestros padres, al portero de la escuela, al servicio de la casa, a la maestra cuando lo recogemos al colegio… todos esos detalles cuando nosotros como adultos interactuamos con otro adulto ellos lo ven y lo toman.
Y de esto nos debe quedar la gran satisfacción, siempre que actuemos coherentemente con lo que queremos enseñar a nuestros hijos, de que aun así vemos a nuestros niños querer tomar acciones, actitudes o palabras que quizás corresponde a una edad mayor, nos queda la satisfacción de ver cómo estamos enseñándole buenos pasos y criterios porque a raíz de ahí tomarán decisiones, asumirán liderazgo, van a aprender a dialogar adecuadamente, a negociar y muchas otras acciones y actitudes que definitivamente quisiéramos ver en nuestros adultos del mañana.
Por esto, se hace muy necesario que estemos siempre atentos, que seamos coherentes en todo momento y que entendamos el por qué muchas de las actitudes, reacciones y acciones que vemos en nuestros hijos, pues son más que nada el reflejo de nosotros mismos, porque ellos aprenden viéndonos.
Así que eso que nosotros hacemos, bueno o malo, ellos lo van a hacer también. Entonces, mamá, papá, toma esto en cuenta.
Incluso no solamente es cuando estamos teniendo una actitud o una acción hacia ellos, sino cuando ellos nos ven conversando con otras personas, cuando nos ven tratando a nuestra pareja, a nuestros padres, al portero de la escuela, al servicio de la casa, a la maestra cuando lo recogemos al colegio… todos esos detalles cuando nosotros como adultos interactuamos con otro adulto ellos lo ven y lo toman.
Y de esto nos debe quedar la gran satisfacción, siempre que actuemos coherentemente con lo que queremos enseñar a nuestros hijos, de que aun así vemos a nuestros niños querer tomar acciones, actitudes o palabras que quizás corresponde a una edad mayor, nos queda la satisfacción de ver cómo estamos enseñándole buenos pasos y criterios porque a raíz de ahí tomarán decisiones, asumirán liderazgo, van a aprender a dialogar adecuadamente, a negociar y muchas otras acciones y actitudes que definitivamente quisiéramos ver en nuestros adultos del mañana.
No te enojes cuando tu hijo está refutando algo sino que utilízalo a su favor, pónganse de acuerdo y conversen. Es un niño, y papá tiene la última palabra, sin embargo no le limites el pensamiento, no le limites sus criterios, no bloquees su voz, más bien permítele expresarse y, dentro de lo posible en los límites, normas y reglas familiares, permite a tu hijo expresarse, que pueda llegar contigo a un acuerdo que sea de beneficio mutuo.
Porque todas esas vivencias, serán usadas por tu hijo desde hoy en toda su vida. Así también tendrás hijos emocionalmente saludables y más efectivos en sus relaciones interpersonales por un gran desarrollo de sus habilidades sociales.
Dios te bendiga.
Edwin y Elizabeth de My First 12
Comentarios
Publicar un comentario
Toma en cuenta: Nos reservamos el derecho de eliminar comentarios sarcásticos, ofensivos o fuera de tema. En caso de duda, lea la Política de Comentarios.